ESPIRITU SANTO


pentecostés

LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO


Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. Y de repente sobrevino del cielo un ruido, como de un viento que irrumpe impetuosamente, y llenó toda la casa en la que se hallaban. Entonces se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que se dividían y se posaban sobre cada uno de ellos. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas, según el Espíritu les hacía expresarse.

Hechos 2, 1-4

http://youtu.be/9LCZqHRT83k

INVOCACIÓN

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V./ Envía tu Espíritu y todo será creado.
R./ Y repuebla la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que has iluminado
los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
háznos dóciles a sus inspiraciones,
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
http://youtu.be/42SdZ989brc

CAMINAR EN EL ESPÍRITU
Espíritu Santo,
eres viento:
llévame donde quieras;
eres brisa:
déjame respirar lo nuevo;
eres fuerza:
levántame del suelo;
eres vida:
dame pasión por la vida;
eres alimento:
nútreme de tu savia;
eres luz:
ilumíname con tus rayos;
eres calor:
calienta mi existencia;
eres libertad:
hazme libre;
eres fecundidad:
cúbreme con tu sombra;
eres agua viva:
dame de beber;
eres respuesta:
dame fuerza para decir sí
al Padre,
al Hijo
y a ti, Espíritu Santo.

SECUENCIA 
Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, Don, en tus dones espléndido.
Luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo.

Ven, Dulce Huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, Divina Luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, si no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo.
Lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén. Aleluya



ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.

Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin.
Amén.


ESPIRITU SANTO, PNEUMA EN GRIEGO, RUAH EN HEBREO

El significado bíblico deL nombre femenino "ruah" y  del neutro  "pneuma" es el de viento, respiración, aire, aliento. Al latín se traduce por "spiritus" un neutro también. Es en las lenguas de raiz latina donde ha tomado género masculino como en castellano "el espíritu". 
Su significado tiene que ver con lo que es signo de vida, los dos términos significan vida, alma, espíritu. Así pues, Espíritu es una realidad en su origen de "carácter femenino" dinámica, innovadora, creadora; es símbolo de juventud, de viveza, de renovación. 
El dato bíblico nos presenta siempre la RUAH como fuerza activa que da vida, sustenta. guía, gobierna todas las cosas; pero al mismo tiempo la RUAH (Espíritu) no se confunde con un sustrato corporal cósmico, como sucedía en algunas filosofías y concepciones religiosas antiguas.
En el Antiguo Testamento, la ruah  va siempre unida a un genitivo de especificación: generalmente va referido al ser humano, a la naturaleza, a Dios; estos significados están presentes indiferentemente en las diversas épocas históricas. 

Cuando la ruah se relaciona con la naturaleza, el significado más ordinario es el del soplo del viento; cuando se refiere al hombre, designa el aspecto vital, esencial del hombre: la ruah va ligada al ser humano como alma, espíritu, bien a nivel psicológico (sentimientos, emociones) o bien a un nivel más profundo (centro de su espiritualidad).
Ruah significa la potencia de la vida y la fuerza dinámica que da el ánima a ser humano (llamado también nefesh, en su individualidad); ruah sería además la intimidad de la persona, algo así como su corazón (leb).
El Espíritu, tanto cuando se refiere a  la naturaleza como cuando se dice del hombre, remite siempre, sin embargo, a una realidad divina y misteriosa: por eso, la ruah es siempre ruah Yahveh, soplo de Dios, y actúa en dos planos, el cósmico y el histórico-salvífico.
Espíritu es la característica del mundo divino: el mundo humano es carne y caducidad, mientras que el Espíritu divino es vida, fuerza, superación del tiempo y del límite. Aunque en pocos casos el Espíritu de Yahveh recibe en el Antiguo Testamento el apelativo de Santo (el Espíritu Santo). El primer diálogo entre Dios y el mundo tiene lugar en la creación; en efecto, él da forma al mundo, dispone ordenadamente las fuerzas naturales, es creador de los seres animados; al contrario, la muerte significa el retorno del Espíritu a Dios. Pero el Espíritu es protagonista de la historia de la salvación como guía y revelador. 

Los autores esquematizan diversos modos de la manifestación histórico-salvífica del Espíritu, donde podría trazarse una línea divisoria coincidente con el destierro en Babilonia. Antes de aquel suceso se pueden conjugar sucesivamente o de una manera interdependiente una fase carismática, profética y real, y en el período posterior al destierro una fase mesiánico-escatológica, que en ciertos aspectos recoge también las fases anteriores. Hay textos muy importantes, como Isaías 11,2ss, que marcan cierto progreso en la evolución de la pneumatología del Antiguo Testamento; los poemas del Siervo de Yahveh atribuyen al Espíritu, que era considerado siempre como propio del Señor, al Mesías en términos personales, individuales: es decir, todo el Espíritu reposa sobre su Mesías. El Espíritu le da al Mesías la función profética (proclamar el derecho) y la real-carismática (traer la justicia y la liberación), Pero como el mesianismo del Antiguo Testamento no está ligado solamente a la figura individual del Mesías, sino que todo el pueblo constituye una comunidad mesiánica, entonces el Espíritu de Dios se derramará sobre toda carne (Jl 3,1-2).
Finalmente, en los umbrales del Nuevo Testamento nos encontramos con una fecunda identificación entre el Espíritu y la Sabiduría.
Cuando pasamos a considerar al Espíritu Santo en la revelación  presente en los libros del Nuevo Testamento, hay que tener presentes algunas premisas metodológicas que guían continuamente su lectura. En el Nuevo Testamento se habla del Espíritu Santo siempre en relación con Jesús, el cual nos revela al Padre y nos revela y da el Espíritu en abundancia.

Por eso, el acontecimiento "Jesucristo" es un acontecimiento pneumatológico, pero como Él revela lo último y definitivo, la plenitud de la vocación humana, el acontecimiento cristológico es escatológico (Mc 1,14- 15). Dado que el Espíritu Santo está siempre ligado a Jesús, también el Espíritu es una realidad de los últimos tiempos, y el acontecimiento pneumatológico es, por tanto, siempre una realidad escatológica: han llegado los últimos tiempos, porque el Espíritu Santo ha sido derramado sobre Jesús. 
Por eso Jesús es el hombre del Espíritu, la humanidad nueva por excelencia; ahora da sin medida el Espíritu que recibió sobre toda medida y que sigue descansando establemente sobre él. La suya es por completo una existencia pneumática; y aunque la Pascua representa el acontecimiento central de la efusión del Espíritu, hasta el punto de que antes de Pascua parece más bien que es Jesús el que recibe el Espíritu, habrá que reconocer que, si de hecho el acontecimiento cristológico es ya acontecimiento escatológico desde el primer momento, la acción del Espíritu sobre Jesús y el don que Jesús nos hace de él no son acontecimientos que puedan dividirse temporalmente. ´
El tiempo nuevo de Cristo se inaugura con la irrupción del Espíritu; el kairós de Cristo es también kairós del Espíritu y de la Iglesia (aun teniendo presentes los diversos acentos redaccionales-literarios de los autores neotestamentarios). 
La relación Espíritu-Cristo podría comprender entonces, según algunas opciones metodológicas de nuestros días, la lectura de dos momentos distintos: Jesús recibe el Espíritu - Jesús da el Espíritu. Considerando en primer lugar la relación Espíritu-Jesús, es preciso señalar algunos rasgos particulares que definen su existencia como existencia en el Espíritu:
- El bautismo de Jesús, vinculado con la bajada del Espíritu Santo, representa una investidura, una capacitación: Jesús es ungido, es decir, impregnado y poseído por el Espíritu Santo (Hch 10,38); el Espíritu reposa establemente sobre él, permanece en él lo mismo que la Gloria de Dios descansaba sobre la tienda de la reunión (Jn 3,34-36).
- El Espíritu está con Jesús en la lucha contra el mal, para que él pueda liberar a los hombres del poder de Satanás, espíritu del mal.
- El Espíritu es el protagonista de la obra evangelizadora de Jesús (Lc 4,141 5).
- El Espíritu es el motor de la oración de Jesús, la condición de posibilidad de su relación filial con el Padre.
Pasando luego a considerar la relación Cristo-Espíritu, aunque es evidente que ya el Jesús terreno está lleno de Espíritu, toda la atención se dirige hacia la hora de Cristo como manifestación del Espíritu y su entrega sin medida (Jn 3,34-36).
La promesa de los ríos de agua viva que brotan de su seno (Jn 7 37-39) se refiere entonces a su glorificación, donde la Pascua es también la hora del Espíritu; en efecto, la muerte de Cristo que es entrega de su Espíritu (Jn 19,30) se relaciona con la transfixión de su costado (Jn 19,34ss), donde la «sangre y el agua" recuerdan precisamente al Espíritu Santo. El don pascual del Espíritu (por limitarnos a la perspectiva de san Juan) se comunica también como don de la vida nueva a los discípulos para que perdonen los pecados, en la formación de la fe pascual. Cuando se habla luego de la relación Espíritu-Iglesia, las perspectivas se amplían más aún y tenemos, además de la visión de Juan, la visión lucana de los Hechos de los apóstoles, donde el Espíritu Santo es el artífice de la implantatio Ecclesiae y el gran director de la misión evangelizadora. La perspectiva paulina es la de presentar al Espíritu Santo como Espíritu de Cristo (Pneuma tou Christou) en el que el genitivo no es tanto calificativo como posesivo instrumental, es decir, el Espíritu de Dios que está en Cristo y que actúa mediante Cristo. 
La cristicidad del Pneuma no lo convierte sin embargo en una función de Cristo, ya que el Espíritu es siempre Espíritu de Cristo (Gál 4,69), pero también Espíritu de Dios (Rom 8,14). El misterio pascual revela que el Espíritu de Dios es principio constitutivo de Cristo y, puesto que lo pone en el mismo plano de Dios, el Espíritu Santo tiene que ser considerado como un ser distinto personal. ¡Estamos entonces muy cerca de la figura del misterio trinitario!

Algunos de los pasajes del Evangelio donde está presente el Espíritu Santo:


EL REY DAVID HABLA MOVIDO POR EL ESPÍRITU SANTO
David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. Marcos 12, 36


UN ÁNGEL DEL SEÑOR ANUNCIA EL NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA, EL CUAL ESTARÁ LLENO DEL ESPÍRITU SANTO DESDE EL SENO DE SU MADRE
Porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre. Lucas 1, 15


MARÍA, POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, CONCIBE EN SU SENO AL HIJO DE DIOS
El ángel le respondió: « El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Lucas 1, 35
La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.Mateo 1, 18
Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: « José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.Mateo 1, 20


SANTA ISABEL, MOVIDA POR EL ESPÍRITU SANTO, RECONOCE QUE MARÍA ES LA MADRE DE DIOS
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo.Lucas 1, 41

ZACARÍAS, PADRE DE JUAN BAUTISTA, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO PROFETIZA LA MISIÓN DE SU HIJO, JUAN BAUTISTA
Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:. Lucas 1, 67

EL ESPÍRITU SANTO REVELA AL ANCIANO SIMEON QUE JESÚS ES EL CRISTO ESPERADO POR ISRAEL
Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo. Lucas 2, 26-27

JUAN BAUTISTA HABLA SOBRE EL BAUTISMO EN ESPÍRITU SANTO Y FUEGO
Respondió Juan a todos, diciendo: « Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.Lucas 3, 16

EL ESPÍRITU SANTO DESCIENDE SOBRE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN, CUANDO ES BAUTIZADO POR JUAN BAUTISTA
Y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: « Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado. Lucas 3,22





JESÚS ES CONDUCIDO AL DESIERTO POR EL ESPÍRITU SANTO
Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. Lucas 4, 1

JESÚS UNIDO AL ESPÍRITU SANTO DA GRACIAS AL PADRE
En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: « Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Lucas 10, 21

EL ESPÍRITU SANTO ES EL MAYOR BIEN QUE EL PADRE-MADRE NOS PUEDE DAR
Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! Lucas 11,13


ABANDONO A LAS inspiraciones DEL ESPÍRITU SANTO
Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo.Marcos 13, 11
Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y lasautoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, porque el Espíritu Santo os enseñaráen aquel mismo momento lo que conviene decir. Lucas 12, 11-12

TODO CONOCIMIENTO VERDADERO VIENE POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14, 26

JESÚS CUANDO MUERE EN LA CRUZ ENTREGA SU ESPÍRITU
Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: « Todo está cumplido. » E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Juan 19, 30

TRAS LA RESURRECCIÓN, JESÚS MANDA SU ESPÍRITU A LOS APÓSTOLES y a las mujeres reunidas con ellos
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: « Recibid el Espíritu Santo. Juan 20, 22

MANDATO MISIONero DE JESÚS A SUS DISCÍPULOS y discípulas
Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Mateo 28, 19