DESVELANDO

Hablar de mística no es fácil. Puede quedar en muchas palabras donde podría caber casi de todo, porque son experiencias muy personales. En la Iglesia tenemos a maestros y maestras que han dejado su experiencia por escrito: san Anselmo (proslogion), maestro Eckart, Francisco de Sales, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, cardenal Newman,  Teresita del Niño Jesús, Isabel de la Trinidad, Edith Stein, ... por citar sólo algunos más conocidos.
Otros muchos no han escrito, pero la experiencia común es que Tú estas aquí y eres accesible, aunque no seas palpable. Algunos necesitarán técnicas para entrar dentro, a otros les viene "regalado", es "inmersión" cierras compuertas y entras a bucear, no es tan difícil; cuando ves el deseo lo colmas ¿verdad? Ya el salmista dice: como la cierva busca corrientes de agua, asi mi alma busca a su Dios, tiene sed del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?... Paciencia. El parto llegará, eso está seguro y verás su rostro. Hay que esperar, pero nada te quita pararte a escuchar los latidos de su corazón que están ¡tan cerca! Que bombea su propia Vida hacia la tuya y que tu vives porque hay Alguien que te la está dando, ... aunque no le veas el rostro. Puedes sentir su voz que habla, que te susurra y canta, que te hace sentir que eres muy querida y que todo llegará a su tiempo. "La paciencia de Dios es nuestra salvación".


Gracias Trinidad Santa por Hidelgarda de Bingen, 
Sabía ¡nada de ella!; sólo la lejana idea de que había tenido visiones, y eso no me la hacía cercana ni atrayente. Una mística alemana de muchas "visiones".
Ahora sin embargo, no es que sepa mucho más, pero por curiosidad  con su "doctorado" algo me he acercado y ¡vaya! ¡qué bien! No son de las visiones extrañas (para mi eso de ver y oir cosas, como que no). Con ella me he enterado que eso es más cercano y no tan raro. Porque es otra manera de percibir y entender las cosas. Y con eso sí sintonizo, y creo que más gente de ahora también.
Sí, la gracia del Espíritu que irrumpe pero sin anular ni agobiar a la persona, dejándole ser y con su vocabulario, que eso es muy tuyo y propio: ¡la libertad!
Me gusta que ella sea consciente y no pierda el sentido; que lo cuente con la imagen de la luz. Esa sí que es accesible y más comprensible.
Los seres humanos de todas las épocas somos más parecidos de lo que nos pensamos. Será porque Tu permaneces y cuando nos dirigimos a Ti y Tu a nosotros ¡hay constantes experimentables! No son reproducibles en laboratorio, pero sí ¡se entiende!
Sí, hay luz. Una luz suave, superblanca, más que blanca, agradable, pacífica, ... ¡la pobre! ¡qué sentido de la distancia. Contigo siempre; Tú tan cercano... y nosotros tan lejos.  Creo que H. Newman de otro modo, pero lo mismo dice ¿a qué si?
Ya está: que eras, eres y serás. Pues adelante.
Y los frutos de todas esas "visiones" la caridad con los demás y la valentía de anunciar tu querer, tu plan de felicidad para todos y la ¡pena! de que otros lo estropeen.

Esto dice Hidelgarda que escuchó:
"Yo, Luz viva que ilumina la oscuridad, forjé a Mi placer y milagrosamente esta criatura humana: elegida para introducirla en las grandes maravillas, más allá de lo alcanzado por los antiguos pueblos que contemplaron en Mí muchos secretos. Pero la arrojé a la tierra para que no se ensalzara su mente en la arrogancia. El mundo no ha encontrado en ella ni alegría, ni placeres, ni ciencia en lo que al mundo pertenece; porque la alejé de la pertinaz audacia y es humilde y temerosa en todas sus obras. Ha sufrido el dolor en sus entrañas y en las venas de su carne; atormentados el alma y los sentidos, infinitos quebrantos soportó su cuerpo: no conoce seguridad ninguna y en todos sus rumbos se juzgó culpable. Yo he sellado todos los resquicios de su corazón para que su mente no se enaltezca por orgullo ni se glorie, sino que sienta temor y pesar más que alegria y jactancia. Por tanto, inspirada por Mi amor, escudriñó su alma, preguntándose dónde encontrar a alguien que corriera por las sendas de salvación. Y descubrió a ese otro, y lo amó, sabiendo que era un hombre fiel y semejante a ella, pues también participaba en las obras que conducen a Mí. Trabajaron unidos, luchando con afán celestial para que fueran revelados Mis hondos misterios. Y, lejos de perseguir su propia alabanza, se inclinó suspirando ante el que había hallado en su ascensión a la humildad y en su designio de buena voluntad. Luego tú, oh hombre, que estas maravillas destinadas a manifestar lo oculto recibes, no en el desaliento de la mentira, sino en la pureza de la sencillez, escribe lo que ves y escuchas.


Estas visiones y estas palabras sucedieron en los días en que Enrique era arzobispo de Maguncia; Conrado 11, emperador; y Kuno, abad de Disibodenberg, bajo el papa Eugenio III.
y proclamé y escribí estas cosas no según la fantasía de mi cQ(azón o el de cualquier otro hombre, sino tal como las vi, oí y percibí en los Cielos, por los secretos misterios de Dios.
y de nuevo escuché una voz que me decía desde el Cielo:  Clama, pues, y escribe así.

¡Y TARDO 10 AÑOS EN ESCRIBIR SCIVIAS: conoce los caminos!